viernes, 25 de enero de 2008

QQQ vacacionales

El Q del debo se guarda tímidamente en el estío. Se reserva para los días de lluvia. Esos días que de manera inconsciente esperamos que lleguen en algún momento de nuestro descanso. Porque si bien el Q del que quiero y el Q del que puedo invaden nuestro espíritu, las cosas del Q del debo existen y silenciosamente se acumulan.
Todo lo que en épocas laborales no nos permitimos, hoy reinan en el hogar.
¿Orden? ¡No existe! El desorden reina.
¿Limpieza? ¿Adonde? Las arañas reinan, la escoba descansa.
¿Horarios? ¿Para qué? El hambre los impone, el cansancio los reglamenta.
El Q del debo, respetuoso aguarda su momento.
La lluvia y el fresco propician su momento. Lo convocan. Aparece con fuerza para revisar papeles, hacer la limpieza de esas cosas pendientes que nos dejó el año viejo. Esas cosas pendientes que pasaron a ser postergadas por el Q del quiero, acompañado del calor y las fiestas y habilitado por el Q del puedo.
Sin embargo el Q del debo, aún en su momento, debe buscar la complicidad del Q del puedo para persuadir al Q del quiero y así lograr el cambio de actitud.
Negociaciones que se dicen. Acuerdos silenciosos y tácitos que pondrán al Q del debo en una situación de ventaja.
Por la fuerza del Q del debo se abrirán las puertas de ese placard cómplice que permitió mostrar un impecable orden exterior, mientras en él se abarrotan las cosas tiradas en la prisa y amoldadas por la presión ejercida al cerrar la puerta, aún contra su resistencia.
Será el tiempo de sacar trapitos, la máquina de coser, los restos de hilo. Será el tiempo de plasmar artesanías. De coser botones, de reparar las medias. De entrar en la cocina para una torta, unas galletitas, o un plato especial. De acomodar las pilchas. De realizar trámites.
Será el breve tiempo que le daremos al Q del debo, hasta que brille de nuevo el sol, despierte el Q del quiero estimulando al Q del puedo para retomar la rutina veraniega, licenciando al Q del debo hasta la próxima estación.
Myrtita

No hay comentarios.: