jueves, 31 de diciembre de 2009

Luces, pata y chau 2009!!!

Más de un mes y ni una sóla palabra.
Pareciera que Arjona se llevó mis letras, para una inspiración profunda y dedicarme algo antes de que llegue a las cinco décadas.
Si esto es así, solo les muestro algunas fotos para despedir el 2009,
y para peor.... malas y movidas!!!!
Pero bueno, algo es algo dijo una vieja ....
y se llevaba un cura a la rastra!!!
ja ja

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Para ustedes: Arjonita!!!!

Una amiga del club de fans, me facilitó las imágenes que complementaron mi retina.
Un poquito de tecnología, y acá está: Para ustedes CHICAS!!!!

domingo, 1 de noviembre de 2009

De suspiros y romances

El jueves no aflojaba con sus 43 ° pero finalmente era EL DIA.
El día esperado, en el que esas entradas compradas más de dos meses atrás darían su fruto. Una noche para liberar estrógenos, sin ellos.
Amor y odio. Así se define este tema. Fanáticas o detractoras.Pero en realidad poco me importaba lo que pensaran, yo ya me había alistado en las filas del fanatismo, y tener a Arjonita en Santa Fe, a un pasito no era para despreciar.
Así que con el acuerdo de mi amigueta organizamos el programa.
Debo ser breve. No dar vueltas.
En síntesis no de 10 de 1 000 000 000 000 000 y ojo que no estoy hablando en binario.
Mi expectativa era cerrar los ojos y escuchar. Allá desde lo lejos y con el pueblo.
Pero ese negro fiero ME ENAMORO MAL!!!!!!!!!!!!!!!
jaja
Un seductor de aquellos!!!
No en vano el estadio estallaba de calzones, tangas, culotes, hilos dental y fajas.....
De todas las edades !!!!
ELLAS en un 99%
Un 1% de ELLOS, que al decir de algunos machistas eran TROLOS, y según un estudio de campo que realicé en la cola para lograr entrar, se trataba de NOVIOS SIN OPCION!
Las tribunas hervían después de haber alojado al sol durante todo el día. Pero nada importaba.
El muchacho cantó por dos horas.
Lo vi chiquiiiiiiiiitooooooooooo
Lo escuché muy fuerteeeeeeeeeee. Quizás demasiado para mi gusto.
Todo el tiempo sentada y sin dormirme.
Todo muy tranqui. Muchas luces de celulares. Cabezas contra cabezas. Ni un cm de tribuna libre.
Balanceo al ritmo melodioso de sus canciones.
Algunos gritillos ligeramente desaforados cuando nos mataba con viejas canciones de amores frustrados o pasionales. O cuando se dirigía a nosotras con preguntas retóricas.
1 000 000 000 000 de baños accesibles, más allá de que ni en pe… pisaba uno
Muchos médicos y paramédicos por si las viejas nos infartábamos; cosa que no ocurrió, y por el contrario salimos rejuvenecidas.
Algunos gentiles policías que nos invitaban a disfrutar el espectáculo mientras nos indicaban como llegar al lugar reservado junto al pueblo, lejos de las sillas blancas de esa platea que ocupaba la mitad de la cancha.
Imágenes solo en mi retina. Me olvidé la cámara en el auto. Un descuido imperdonable, sólo justificado en mi falta de experiencia en eventos multitudinarios, y del que sinceramente no sabía cómo iba a salir.
El escenario se apagó después de una tercera salida, provocadas todas por el clamor de ellas que se resistían a partir.
Las damas suspiramos, juntamos pertenencias, y en silencio nos desconcentramos.
Volvimos a la realidad, con el pecho hinchado de suspiros y romanticismo
Y todo por un negro fiero que nos enamoró mal!
Myrtita

lunes, 21 de septiembre de 2009

domingo, 20 de septiembre de 2009

La próxima

Después de esto, sólo dos opciones:
la fama y el estrellato, o la censura!
Todo suyo!!!

Myrtita

Sólo la previa!

En una noche académica, nos dimos unos gustitos.
Comenzó así, con
la previa,
y para saber cómo terminó
no se pierdan
la próxima.
Era una deuda con ustedes amigos.
Con toda la onda, espero sus comentarios ACÁ!



Myrtita

sábado, 12 de septiembre de 2009

A crear!!!

Estoy medio recurrente en el tema ....
Hoy
los invito a jugar, con solo un click....
Septiembre es un mes que me dispara esto!!!!

ARTE!!!!


  • Dejen volar su imaginación....
  • Ablanden sus dedos....
  • Domen el ratón...y
  • A crear amigos!!!
Myrtita

martes, 8 de septiembre de 2009

domingo, 30 de agosto de 2009

Paredes que hablan...

Estimulada, por un trabajito que debía presentar, me metí en un mundo nuevo para mí... el mundo de las paredes que hablan, el mundo de la cultura del graffiti.
Trabajé bastante. Navegué, leí, miré, comparé, sinteticé y si puedo decirlo, aprendí algo.
Pero el tema, no me dejó tiempo para QQQ, pero cómo Quiero QQQ, les presento este mundo, que quizás les guste cómo me gustó a mí...
Si después de este paseo graffitero, deciden sumarse al aerosol... AVISEN!!!
Myrtita

martes, 25 de agosto de 2009

Un QQQ dedicado

Era una Paraná distinta aquella que acuñó tus sueños de infancia. La Paraná del río, de las siestas tranquilas, de la avenida Rivadavia de lapachos con un dejo europeo y luminoso.

Era una Paraná distinta la que le dio letra

a tu vida, la que le dio magia a tus anécdotas, que rejuvenecen tu espíritu al perderse tu mirada en el recuerdo.

Era una Paraná distinta la que te vio crecer de la mano de los muchachos del barrio que se convocaban alrededor de la plaza.

Era una Paraná distinta la de las escapadas, la de los remos al hombro, la de la bajada en picada para disfrutar de las tardes de río.

Era una Paraná distinta la que te vio partir en busca de un título a la gran ciudad.

Era una Paraná moderna la que me vio nacer y dar mis primeros pasos en la misma casa, tras las mismas paredes, casi treinta años después.

Era la misma plaza con rostros nuevos la que me convocaba en las tardes soleadas con la bicicleta y los patines.

Era el mismo río el que marcó mi identidad.

Fue una herencia de familia el que nos conociéramos.

Fue en los tiempos de mi cuna, porque se desdibuja el momento.

Fue aquella Paraná distinta y aquella Paraná moderna, la que nos dio elementos y razones para una amistad profunda, que jugó con el paso del tiempo, sin amedrentar su intensidad.

Una amistad de encuentros breves y esporádicos, unidos por la magia de las letras, de la palabra escrita, de las cartas, de una correspondencia fluida que nació con mis primeros trazos y se mantuvo en el tiempo.

Cartas que despidieron al buzón y al cartero, y se reemplazaron por mails de los tiempos modernos.

¿Te acordás cuando dábamos vueltas a la mesa, tomados del brazo, y caminabas en cuclillas para estar a mi altura?

¿Te acordás de las siestas de verano cuando el escarabajo verde arribaba a calle Córdoba en tus vueltas al Paraná de antaño?

¿Te acordás de esas visitas de adolescente en compañía de la Abuela Elisa en la capital?

Y mis recuerdos dan un salto, y quedan anclados en mi reducto capitalino, en un nuevo espacio, en la complicidad tuya y de Gladys, para estas escapadas que recargan mis pilas.

En ese fin de semana de noviembre, para el reencuentro acordado con los muchachos del Colegio de aquella Paraná distinta, que te asombra con sus cambios y te ancla en tus recuerdos.

Años, años han pasado.

Hoy me doy un gusto y en este QQQ dedicado los escribo así, rapidito, como destellos tras las huellas que recorren el camino de esta larga y profunda amistad.

Los escribo para que desde esta Paraná moderna, me sigas leyendo y a la distancia, pero así de cerca, te pueda decir
FELIZ CUMPLE querido AMIGO!

Myrtita

domingo, 16 de agosto de 2009

Ketty

La tarde del miércoles estaba reservada para la manicura. Era un hito más en la agenda semanal de mi abuela Elisa.

Entre las tres y las cuatro, el timbre anunciaba su llegada.

Todo estaba dispuesto. En el jardín de invierno era la cita.

La mesa de juego, con la toalla blanca, la taza para el agua tibia.Las dos sillas enfrentadas para comenzar la tarea.

Se llamaba Ketty. De tez blanca, pelo renegrido, probablemente a fuerza de tinturas, ojos celestes cristalinos, sonrisa franca y voz chillona. Habrá rondado los cincuenta y mantenía su soltería.

Sus manos con pecas, suaves y sus uñas prolijamente terminadas aunque sin esmaltes, ya que se exponían a la acetona de manera permanente.

Llegaba con su portafolio negro, y que entusiasmo me provocaba verla sacar de él sus herramientas y montones de botellitas con diversas sustancias, que disponía de manera estratégica.

Mi presencia cerca de la mesa, estaba permitida en tanto mi conducta se limitara a la observación silenciosa, sin movimientos bruscos que pudieran derramar algún líquido, o provocar un daño a la labor de la experta en las uñas de mi abuela.

Recuerdo que el trabajo no era silencioso. Las anécdotas y las novedades de la sociedad se ponían en la mesa, tras cada paso de ese ritual.

Quitar el esmalte viejo, recortar las uñas, limarlas para darle forma, colocarlas en esa taza con agua tibia, para ablandar las cutículas que eran removidas prolijamente.

Una pasada de crema, las suavizaba antes de ser

cubiertas con un nuevo tono de esmalte.

Mi permanencia no era desinteresada. Mis manitos esperaban el guiño cómplice de Ketty, para meterse en la taza de agua tibia y después hacerse acreedoras de esa pasada de esmalte transgresora, que se eliminaba sin chistar ni bien atravesaba la puerta de mi casa tras la sentencia de mamá: - ¡Las nenas no se pintan las uñas!

¡Qué placer esas jornadas!

Con las manos en alto, esperando que se sequen las coloridas uñas, seguía la charla, mientras Ketty degustaba un te con alguna especialidad dulce que le dedicaban desde la cocina.

La nostalgia me embarga. Por un ratito volví a aquella casona que atesora mis recuerdos.

Levanto mi vista “3 en 1 base, reforzador y esmalte. Secado rápido”, leo en el frasquito que dejé olvidado al lado del alicate… mis uñas esperan

Myrtita

sábado, 15 de agosto de 2009

Grafo...


Sólo esto, una imagen creada a partir de los contenidos de mis QQQ.
Tecnología y arte...
Me gustó, sólo por eso está acá.

Myrtita

sábado, 25 de julio de 2009

BA porcina

¿Cómo no comenzar las vacaciones con una de esas escapaditas a la Capital con mi amigueta, mi incondicional coequiper?

En contra del mundo, de los noticieros y de todos los medios que hacían explotar las cabezas y cundir el pánico augurando la peste, partimos.

Sin quedarnos con lo que se dice, quisimos hacer nuestra propia experiencia.

Eso sí, con dos litros de alcohol, por las dudas, en la cartera, pero alcohol puro, nada de ese gel que compran los responsables, vaciando góndolas y anaqueles, partimos en un ejecutivo con la intención de encontrar, en la gran urbe, un chancho engripado, uno de esos de los que tanto se hablaba.

Ya en nuestro destino, en aras de ese objetivo, nos dedicamos a caminar, caminar y caminar, pero como no se nos dio, no tuvimos más remedio que dedicarnos a comprar, comprar y comprar...

Buscamos chanchos en el teatro, desde la última fila en una sala llena. Pero cómo no aparecieron, ahí nomás me dormí, esperando Agosto, presa del cansancio del día agitado.

Los buscamos en el cine, y le pedimos ayuda a Felicitas,y a pesar de que la sala estaba poco poblada, nada.

Los buscamos con sol, con calor, comiendo a la intemperie, pero no aparecieron.

Por la lluvia, pensamos que un gran shopping era el lugar adecuado para hallarlos. Y nada.

Frustradas en el objetivo principal, nos reconfortamos con haber podido encontrar un objetivo alternativo: los paquetes.

Muchos paquetes, pero paquetes sólo con cosas, cuyos nombres comenzaran con C, para ser coherentes con nuestro propósito inicial los Chanchos, que también comienzan con C. Por eso, llenamos los paquetes con carteras, camisas, camperas, cueros, cucharas, chocolates.

Después de un par de días, volvimos a Paraná dejando en la capital la lluvia y el frío.

Según trascendidos mediáticos, los chanchos se habían decidido a salir, tras nuestra partida. Así fue que para prevenirse cerraron los teatros, los cines, las escuelas…

Fue una gran medida, pero como ya contara en la estadía, no pude registrarlos con mi cámara ni tampoco vi sus imágenes en la tele, en medio de tantas vacaciones.

Tampoco use el alcohol, que regresó intacto, como lastre en la cartera, después de haber descansado en la mesa de luz, velando mis sueños.

Al regreso todo seguía igual. Los temores fundados o infundados no habían desaparecido de la sociedad.

La tele seguía enseñando a lavarse las manos.

La Chiqui seguía frotando las palmas de sus invitados con el gel de alcohol antes de sus almuerzos.

Hoy escribo. El alcohol descansa sobre mi mesa mientras relato mi escapada.

¿Cómo concluyo?

PREVENCIÓN si, PSICOSIS no!

…Y si la vida te da una oportunidad… NO TE LA PIERDAS… ¡Solo se vive una vez!


¡Ah! Les dejo unas fotitos y entre ellas algunos personajes que me pegaron, creo que más que los mismos chanchos.



Queda en los comentarios la opción del registro para escapadas.

Derecho a admisión reservado.

Myrtita y Ale

Una dupla de Valientes Irresponsables

jueves, 16 de julio de 2009

Sólo para escuchar...



Myrtita

Instinto

Allá en lo alto del árbol, escondido entre las verdes y brillantes hojas de la primavera lo habían emplazado, en el hueco que formaban las gruesas ramas. De arquitectura sencilla, construido con esfuerzo y paciencia, en un proyecto de familia.

Los agudos chillidos y el revoloteo de las crías indicaban que el tiempo de la pasión, de los huevos empollados, del cuidado permanente había pasado.

Las idas y vueltas en busca de alimento trazaban líneas en el celeste del cielo.

Nada presagiaba la tormenta. La primavera teñía de ilusiones su existencia, dando paso al cálido verano que los encontraría listos para volar.

De repente el cielo se cubrió de negro, y sin anunciarse, la tormenta se hizo dueña de la apacible tarde.

El viento comenzó a soplar, sacudiendo las ramas de manera implacable.

La rugosidad de la corteza, signo ostentoso del vigor de las ramas, se transformaba, ante la furia de las ráfagas, en una frágil epidermis como aquella que recubre las hierbas más tiernas.

El nido, se convertía en una frágil nave, al albedrío de la adversidad. Resistió, resistió lo imposible, hasta que un remolino lo envolvió, lanzándolo al juego del destino.

Aquel perro vagabundo, dueño de las calles del barrio, no era ajeno a los caprichos de la tormenta. La calle era su hogar. Los zaguanes eran su refugio. Era de todos, pero no era de nadie.

Buscaba protección cuando en aquel paso, lo descubrió. Caído del nido, con las alas empapadas. Con la guardia baja.

Lo observó con sigilo, agazapado, sin dar pasos, a la distancia.

El pichón daba vueltas. No encontraba el rumbo. La calle no era su nido.

El perro, no cesaba de estudiarlo. Las plumas lo atraían sobremanera. Su instinto lo guiaba.

Dio vueltas y vueltas, sin acercarse. Analizó todos los ángulos, hasta que consideró que ya era el momento. Sin más salió de la sombra y se abalanzó sobre el pichón, que no atinó a defenderse.

Lo tuvo en su boca, lo zamarreó, hincó sus dientes en el pecho aunque sin provocarle la muerte.

Lo lanzó al aire, lo corrió con su pata. De un lado al otro.

El pichón era su juguete. Su instinto se lo indicaba.

El pichón quedó inerte. El juego cesó. Ese manojo de plumas mojadas que ya no le era apetecible, quedó ahí, en el cordón de la vereda, mientras siguió con su paso firme, en busca del zaguán que lo defendería del agua, que en medio de la tormenta, ganaba fuerzas y lo golpeaba.

Con las primeras luces del día, las nubes desaparecieron como vergonzosas de haber sido testigo del episodio.

Ese manojo de plumas yacía ahí, al costado del cordón de la vereda. Inerte, pero vivo.

Sus alas le pesaban, estaban mojadas. No podía con ellas. El peso de la noche aún adolecía en su frágil físico.

Un revoltijo de pajas y hojas desparramadas en la calzada era lo que quedaba de aquel nido emplazado en las fuertes ramas del árbol.

En un abrir y cerrar de ojos la vida cambió. No había vuelta. La realidad era otra.

Pero el sol salió y secó sus plumas. Las horas pasaron y mitigaron su dolor, y aquellas líneas dibujadas en las idas y vueltas de su vida, resurgieron en el celeste del cielo, marcando un norte para una nueva esperanza de vida.

Myrtita

domingo, 31 de mayo de 2009

Cosecha 78

Que ciencia la de los catadores de vino! Estudian, se dedican, forman su ciencia, involucran todos sus sentidos para llegar a la justa valoración del vino, para llegar a una conclusión fundada.
Nada más lejano de estos enólogos son aquellos, que por solo ejercer el arte de chupar, catalogan los vinos, intentando impresionar con sus apreciaciones a sus pares.
Sin poder anclar mi mente en el tiempo, recuerdo que en alguno de los últimos eventos, la provisión de vinos fue excesiva.
La artillería de botellas con que se disponían a afrontar la velada era exorbitante. Nadie quedaría en pie, si se llegaba al fondo de ella.
Pero la discreción ganó, y sobró vino. Vino que se guardaría para la próxima vez.
Además de las botellas cerradas, quedaron varias botellas con restitos, que tapadas cuidadosamente, fueron dispuestas en la puerta de mi heladera para ser tomadas la próxima vez.
Todo bien hasta ahí.
Pero la próxima vez se demoraba y las botellas en la puerta comenzaban a incomodarme, ya que le quitaban el espacio a cosas que consideraba más necesarias.
Ahí paraditas lucían sus etiquetas. Todas etiquetas diferentes, más allá de que todos los contenidos tenían el mismo color.
Así nació una idea que fue creciendo, creciendo y tomando forma, convencida de que esta idea que nacía era fantástica, práctica e inigualable. Sin dudas ejecutarla sería lo mejor.
Aquella tarde la insinué públicamente. Brevemente la idea encerraba la posibilidad de aplicar una defragmentación con las botellas, en una impecable analogía informática, con el fin de optimizar el espacio.
En todas las botellas existía un espacio vacío. Con este método, se aprovecharían espacios, con solo verter el jugo de uvas de una botellita a otra. Total todos los contenidos eran negros.
El grito de “-NI SE TE OCURRA!!!!” traspasó los límites de mi cocina
- Semejante herejía!!! Siguió el argumento.
- Y ¿quién se va a dar cuenta? pregunté.
- ¡Cualquiera se va a dar cuenta! TODOS se van a dar cuenta!. ¡Son vinos diferentes!!!
- Ah! respondí, sin avanzar en el tema, pero también sin perder la convicción de que mi idea era lo mejor que podía pasar.
Las botellas ocupaban espacio. Mucho espacio, demasiado espacio. El espacio de esos vidrios era excesivo para su contenido.
La razón me decía que debía juntar todo en una.
Sin dejar de obedecer a mi razón eso hice.
Busqué la botella que tenía la etiqueta más linda, y esa botellita se convirtió en la receptora de la transfusión.
Busqué un buen corcho, el más lindo, el más sano y cerré así herméticamente la nueva variedad etílica, a la espera de la próxima vez.
Llegó el momento de la próxima vez, y con ese momento, botellas nuevas a mi heladera.
Al momento de destapar la primera, hice una moción.
- ¿Y si primero toman la botella que quedó del último encuentro?
Poniendo a su disposición mi elegida botellita para la degustación.
- Y ¿que tal el vinito? pregunté desafiando la ciencia enóloga de esos que siempre tienen la palabra.
- Muy bueno.... es una muy buena bodega!!!
- Y la mejor cosecha, agregué.
Myrtita

My discos

Con poco tiempo para palabras,
pero con un ratito para la acción,
me di un gustito.
Una nueva producción,
unos discos para mis hermanos!!!!
En el día después de los trabajadores.
Sin retoques,
así como lo vivimos!!!!
Con ustedes my discos
mejor dicho, NUESTROS discos!!!


Myrtita

sábado, 18 de abril de 2009

Tiempo

Levanté la vista para enjuagar mi boca llena de pasta y me encontré con el espejo. No vi mi rostro, la palabra TIEMPO se filtró en esa imagen.
Me detuve atónita. Frené.
Tiempo, que bien tan preciado y escaso. ¡Qué valioso! ¡Que intenso y qué fugaz!
Volví a mis días de sol, de tiempos largos. ¿Vacíos? Creo que no. Ricos en reflexiones, en ideas. Vacíos quizás desde el hacer ya. Colmados de sueños y proyectos.
Tiempos de verano.
El agua corre, pero mi mente quedó en el espejo. En el no tiempo de hoy, que se apura a partir de las decisiones del hacer. Tiempos de hacer. De querer hacer aún cuando no hay tiempos.
Tiempo de mientras hago esto, veo lo otro, y pienso en lo demás para cuando haya tiempo.
Tiempo que surge de huecos, huecos que a la distancia no se ven.
Desafío al tiempo. Siempre un poco más.
Tiempo de YA, porque total YA pasa.
Y corro, mi mente corre tras de ese tiempo, que aparece como una tormenta.
Asusta, pero se afronta. Las tormentas pasan. El sol sale.
El desafío se vuelve hecho.
El agua sigue corriendo. Mi boca continúa llena de espuma.
El espejo devuelve mi rostro. Sonrío.
Fue lindo parar.
Mi cepillo de dientes me habló. Le fui infiel a mi escoba.
Tiempo, valioso y escaso. Bien que quiero atesorar.
Continúo. Ya no queda tiempo.

Myrtita

lunes, 13 de abril de 2009

Demos vuelta la hoja

No es mío. Me llegó por mail y la firma decía Gabriel García Marquez indicando su autoría.
No lo verifiqué. Me gustó y por eso está acá.

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba sus días en su laboratorio en busca de respuesta para sus dudas.
Cierto día, su hijo de seis años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar, el científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera entretenerlo.
De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba.
Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:"como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin la ayuda de nadie.".
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así.
Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamada calmadamente.
"Papá, Papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".
Al principio el Padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que a su edad, haya conseguido componer un mapa que jamás había visto antes.
Desconfiado, el científico levanto la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.
Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.
¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?
"Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?"
"Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, ví que del otro lado estaba la figura del hombre.
Así, que di vuelta a los recortes, y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era".
"Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo"

Myrtita


domingo, 29 de marzo de 2009

Una foto con historia...


En el Capítulo 1 - Una misiva promisoria, les conté que la historia de los libros, estaba en el 8° F, ahí, a mi lado....
Les muestro algo, que me quedó, como prueba de esta verdad...
Cena del 25 de mayo en un barco que los traía de regreso a la Argentina. La Segunda Guerra Mundial había estallado. Zarparon desde Portugal, una escala en Río de Janeiro y destino Buenos Aires.
Bonel, es el sexto comensal, a la derecha de la foto, entre dos damas. Protagonista de mi historia.
Miren sobre la izquierda, en la tercera posición. Un personaje de la historia, más allá de la mía.
Myrtita

Capítulo 5 - Las rutinas del 8°

Bonel amanecía temprano, una costumbre probablemente nacida en su vocación militar.
Después de un buen desayuno, repasaba su agenda y se aprestaba para la calle.
Todas las mañanas, portafolio en mano, salía del edificio para cumplir con diligencias en el centro.
En la esquina, todas las mañanas, a la misma hora, tomaba el colectivo rojo. Era su medio de transporte. Así, llegaba a la plaza, y decidía su rumbo.
Todos los días, de lunes a sábado. Con lluvia o sin lluvia, con frío o calor, él salía.
Todos los días existía una razón para este paseo, y si no existía, durante la tarde o la noche, la dibuja para que a la mañana ya fuera la causa justa para la partida.
Todos los días, escribía a mano, una prolija lista de mandados y así evitaba que algo se escapara de la agenda. Que ir al banco, que comprar fruta, que la birome que ya no funcionaba, que la oferta de las remeras. Cualquier cosa. Todas las cosas, ahí, enumeradas en aquel trozo de papel, que chequeaba a su regreso para cerciorarse de que todo estuviera cumplido, antes de hacerlo un bollo y tirarlo al tacho.
Su regreso también tenía hora. No más allá de las once, el colectivo rojo, lo devolvía en la esquina.
No más allá de las once, porque los preparados en la cocina le llevaban una hora, para arribar justo al medio día.
Su menú no era de chef internacional, pero se defendía. La vida lo había llevado tarde, a aprender a defenderse en ese arte culinario, que hasta no hacía mucho era el reino de su querida esposa.
Las infaltables costeletas cuyos huesos compartía con el ovejero alemán del médico de la vuelta. La rutina había hecho que pasadas las doce horas, este bicho aguardara sentado, en el fondo, con la vista en el octavo, desde donde los huesos se disparaban en caída libre como palomitas en picada. La experiencia adquirida por el can para recepcionarlos, ya lo liberaba de los choques en la cabeza, y realmente disfrutaba de estos manjares llegados desde el cielo.
La carta de Bonel, incluía pescado, picles, papas fritas, fideos y esa salsa roja con carne picada que preparaba de manera abundante, como para tirar toda la semana.
Quizás el tiempo que ha pasado, haya hecho que otros platos se escapen de esta lista de especialidades. Los que enumero evidentemente han condimentado mi vida, de manera especial, de manera pintoresca, como para no olvidarme nunca más en mi existencia.
Su rutina seguía con las siestas, dedicadas para El Clarín, mientras cabeceaba, sentado frente a la mesa redonda.
Las tardes para la televisión corrida y la claringrilla,
La hora de los noticieros, que miraba con interés, para mantenerse siempre actualizado, marcaba la previa para el momento más esperado del día.
Todas las tardecitas hacer un alto en el 8°F se había convertido, decididamente en una rutina. La inasistencia no tenía justificación.
Nadie en el fondo volvía a su hogar, sin hacer un alto en la casa de Bonel.
Allí, sentado frente a su televisor, con el turbo apostado en la puerta, que nunca se cerraba, Bonel miraba su reloj, esperando nuestro regreso.
Generalmente era la primera en llegar. Al ratito caía Federico, que tras dejar sus carpetas se sumaba a la rueda, y se enfrascaba en la sección deportes del Clarín, para ver que pasaba con su querido “Boquita”.
El fútbol era el eje de sus diálogos, los goles del fin de semana, los pases de los jugadores, el descenso, el ascenso. El PRODE y los aciertos.
Así departían los hombres mientras yo devolvía las llamadas telefónicas del día.
El último en arribar, siempre era el esposo, que debía realizar esta escala forzosa para rescatarme e invitarme a cocinar, no sin antes intercambiar los periódicos con Bonel.
Charla más, charla menos, nos despedíamos.
Las puertas se cerraban.
El fondo del octavo piso se silenciaba.
La rutina del octavo terminaba así aunque la luz de la puerta del 8°F siguiera encendida.
Myrtita

domingo, 15 de marzo de 2009

Terapia

Tan pronto como la entrada anterior salió al mundo, me mandaron la terapia!!!

Jaa Jaaaa!!!

Gracias!!!!

La comparto, pero no le hagan click, porque no van a llegar a NADA.

Porque, la única que necesita terapia soy yo... o no???

Por si lo piensan, y consideran que un poquito de esto no les vendría mal, los invito a jugar

Myrtita

Cuatro puntos, un cuadrado.

La corcholina estaba en la pared. Las chinches de colores esperaban ser dispuestas en ella.
Aquel horario, con las chinches azules. El otro con las rojas. Todas alineadas. Prolijitas.
- Ay!!! Myrtita, si para vos cuatro puntos son un cuadrado!!!
- ¿¿Qué???- respondí.
Quedé mirando a mi interlocutora sin verla. La idea entró en mi mente. La pensé, le di vueltas en mi cabeza a esa afirmación y me quedé regulando.
- Cuatro puntos, un cuadrado- , pensé.
- Y sí, en principio es así, aunque… - respondí
Mi cabeza empezó a buscar formas que desestructuraran semejante afirmación. Quizás había más de una respuesta. Quizás había otras formas que espontáneamente no fluían.
- ¡No!, cuatro puntos también pueden ser un rectángulo.- se me ocurrió decir.
- Ja, ja! - me respondió, - Vas mejor ¿ eh?
- O un paralelogramo, o un rombo, o… -aventuré a decir asombrándome de la variedad.
- Ja, ja…
- O una circunferencia - dijo alguien que nos observaba desde un rincón no muy distante.
¡Plaf! Mi cabeza hizo click. Buscó imágenes.
- Y sí!!!! También podría ser una circunferencia, o una forma libre!
- ¡Bravo! ¿Viste que cuatro puntos no es sólo un cuadrado?
Puntos de vista. Diversidad. Mentes humanas.
La percepción de la realidad, la subjetividad de la percepción de la realidad.
Myrtita

sábado, 28 de febrero de 2009

Historia PREocupada

Ante la sola mención de que algo va a acontecer, la cabeza nos comienza a trabajar.
La Preocupación se instala en las mentes, con ese PRE que antecede a la ocupación.
Esa antelación nos conlleva a tejer ideas y situaciones que se nutren y condimentan de y con la imaginación de cada uno.
Surgen historias fantásticas que aparejan los más diversos estados de ánimo. Alegrías, ansiedades, temores, desvelos.
Se forjan historias que la mayoría de las veces carecen de final, o mejor dicho historias en las que el final espera al desenlace real, cuando el PRE ya ha perimido.
- Vayan a caminar por la playa, mientras tanto yo voy haciendo algunas cositas.
No teníamos apuro, todo el día era para el relax, sin embargo en su mente la PREocupación ya estaba desatada.
Su mente aguardaba ansiosa el momento de tirar aquellos tarritos al agua, para atrapar pez que sería su trofeo.
Caminamos tranquilas, mientras él se dispuso a organizar algunas cositas en aras de su objetivo.
Con paciencia desarmó aquellas tripas frías que descansaban en el balde verde, y uno a uno fue encarnando los tarros. Se PREocupaba de algo, que tendría su razón de ser cuando los tarritos tocaran el agua.
Al finalizar la caminata, decidimos abordar nuevamente la Pity, cuando nos encontramos con esta delicada sorpresa.
Los tarritos, seguían ahí, en su caja, prolijamente ubicados, con la diferencia que sus anzuelitos ya no brillaban al sol, sino que lucían un perfecto tejido de tripas.
Sin manifestar nuestra opinión, ya que las órdenes del capitán no se discuten, soltamos amarras y nos hicimos nuevamente a las aguas.
El destino era la cancha de Bajada Grande, más allá de la desembocadura del Colastiné. El lugar más preciso para la pesca del momento.
Ahí el río tiraba, a pesar de la inusual bajante.
La PREocupación, era buena. Ahorraba tiempos. En la mente ya estaba la idea de la pesca, de su forma y todos los acontecimientos que aún no ocurrían ya estaban ahí, perfectamente organizados. Solo nos faltaba saber la cantidad y el tamaño de las presas que responderían a esas carnadas tan sabrosas y oportunamente armadas en la PREocupación.
Todo venía de perillas. El río estaba calmo, parecía una seda, o el aceite reposando en la olla antes de la fritura.
Cambiamos el rumbo, buscando el canal, ya que la bajante desdibujaba la tradicional carta de navegación.
El viento nos volaba la cabeza, el sol picaba. Todo era maravilloso.
A babor detectamos un crucerito, amarrado en las costas de un minúsculo banco de arena. Toda la tripulación descansaba sobre la arena, protegida por coloridas sombrillas. Realmente una postal, un deleite para la vista.
De repente la alerta. Aquel tronco que emergía era un claro indicador de que la profundidad era escasa.
No hubo tiempo, la Pity se varó. Quedamos sobre el lecho de arena cuan ballenas en la costa.
¡Qué grande el nuevo motor! ¡Qué fantástico el Power! ¡Qué fantástica aquella mezcla de arena y barro que nos atrapó!
¡Qué hermoso el crucerito amarrado en el banquito! ¡Qué hermosas las tripitas de la PREocupación, que desde los anzuelos comenzaban a chorrear!
¡Estábamos atrapados!!!!
La tripulación debía ordenarse.
El capitán solicitó los remos, para medir nuestra profundidad. Otra que sonda ecoica o cabos con escandallos. En la Pity la tripulación india, mide la profundidad con palos.
La respuesta a la medición dio media pala, es decir, varados hasta los ejes.
-A remar en dirección a la rama que emergía.
Fue la orden del capitán.
La coordinación de la tripulación, denotó al instante una falta total de experiencia.
La Pity como un trompo comenzó a girar sobre su eje.
Órdenes de marcha y contramarcha llenaron el aire.
Los vecinos del placentero banquito de arena, no parecían percibir la magnitud de nuestra catástrofe.
Las tripas seguían su cometido. La PREocupación daba frutos negativos.
-Al agua, es la única opción!
Fue la sugerencia de la primera grumete.
Así, mi amigueta y yo en una acción de arrojo, previa sacudida de las aguas para espantar las fieras del lecho nos lanzamos al río Paraná. La operación rescate Pity dependía de nosotras.
A orientar la proa y a empujar.
Nuestras fuerzas flaqueaban cuando las risas se escapaban involuntariamente.
-Vamos! A empujar!
Decía el capitán.
-¿Qué profundidad tenemos?
- Media pala. Sin variantes.
Los tarros dificultaban el abordaje, para cada medición.
Las tripas seguían su descongelamiento sin ningún tipo de consideración a nuestras narices.
- ¿Y ahora?
- Media pala. Sin variantes.
En un momento, sin darnos cuenta, el remo se sumergió en las aguas. La profundidad era óptima.
El Power nuevamente, el motor al agua.
Los tarros esperaban, las tripas estaban a punto.
Allá ibamos, a la cancha de Bajada.
Así aparece el desenlace de esta historia PREocupada, la de las tripas encarnadas PRE, con antelación, sin saber lo que nos deparaba el destino.
Un PRE que no controlamos, y que en el POST nos damos cuenta de lo saludable que hubiera sido poder evitarlo. ¿O no?
Myrtita

miércoles, 25 de febrero de 2009

Lapsus

¿Encontraron comentarios raros en los QQQ esta semana?
¿Una entrada descolgada que ya no está?
Les explico.
Lo que pasó es que los QQQ fueron a la escuela y participaron en una Discapacitación docente en la que Myrtita se puso al frente.
Los QQQ se desnudaron ante la audiencia.
Se mostraron impunemente, como ejemplo de lo que es, y de lo que no debe ser aunque puede ser.
Esto me valió hacerme acreedora de un carnet de insanía, y dejó planteada una duda existencial.
"- ¿Puede este SER estar al frente de un aula???"
¿Menuda disyuntiva, ¿no?
Más allá de esto, creo que la audiencia se fue del recinto, plenamente discapacitada para el uso de las TIC´s en la educación. ¡Misión cumplida! Pero además, creo que partieron con una ilusión.
La ilusión de convertirse en blogueros, para seducir en las aulas, con sus blogs, a esta nueva generación de palomitas blancas, que con el uso de las tecnologías nos viene corriendo una carrera casi insolente.
Adelante seguidores!!!
A no achicarse!!
El desafío es nuestro!
Myrtita

jueves, 19 de febrero de 2009

En busca de la identidad

Llegar temprano parecía la única manera de cumplir con esa obligación cívica de cambiar la foto en el documento. Renovar la tierna imagen de la niña de ocho años por esa de la vistosa adolescente de dieciséis.

Muñidas de casi todo lo solicitado en el instructivo de la web, la ilusión del trámite rápido nos movilizó.

Un contacto interno para corroborar que aquel papel, en el que constaba la llegada al mundo de María, escrito hace escasos ocho meses, seguía vigente y no era necesario ser parte de esa cola que doblaba la esquina bajo un sol que recién se levantaba estimulado por los 38°C que se anunciaban.

Rogando que el tono celeste del fondo de la nueva foto fuera aceptado, y que el papelito del banco no hubiera cambiado su valor por los movimientos del dólar y del euro, nos aventuramos a subir la escalera.

El cartel que anunciaba una nueva asamblea permanente a partir de las diez horas, nos aceleró.

Rápido, debíamos sortear la nueva cola que se armaba allá arriba, detrás de la puerta con un papel que decía en letras grandes "Para trámites, golpee, pase y cierre".

Sólo diez personas adelante nuestro era como un sueño, una utopía. Diez personas solamente, en una oficina espaciosa, con un aire acondicionado de cuatro módulos y cinco escritorios de atención al público, más allá de la mesa de entrada con las diez personas previas.

Con un gesto cordial, la recepcionista verificó los papeles.

La adrenalina que me generaba la idea de volver a empezar porque algo no estuviera bien, se manifestaba en mì con un sudor interno, con palpitaciones.

- Muy bien! Con el número veinte las van a llamar.

¡Aleluya! Un escollo menos. La identidad ya casi era nuestra.

Ese paraíso que se brindó como primera impresión al entrar, se fue desdibujando en minutos.

Una sensación de sopor me embargó.

Levanté mi vista hacia el monstruoso aparato del aire acondicionado buscando razones a mi malestar.

Descubrí que el aire que emanaba de él era tibio. Me acerqué tratando de que el vientito me volara el flequillo, y nada. Solo una bocanada de aire caliente me golpeó el rostro.

Seguí los rayos de sol que se dibujaban sobre el granito del piso, tratando de localizar su procedencia con la ilusión de un ventanal que trajera brisas nuevas al aire ya viciado.

Llegué al techo, bajé ligeramente el enfoque de mis ojos sobre la pared del frente y me topé con un ventiluz ciego, que solo dejaba pasar la luz, haciendo del recinto una verdadera burbuja hermética.

Empecé a pensar en la cantidad de humanos que me acompañaban en ese habitáculo cerrado y mi bienestar fue en picada.

- ¡Dieciséis!

Escuché a lo lejos.

Ya faltaba menos, solo cuatro documentos y la identidad sería nuestra.

La velocidad con que se desempeñaban los empleados en esos despojados escritorios, comenzó a crispar mi espíritu de buena ciudadana.

Descubrí una silla al fondo, y decidí sentarme ya que la marcha se anunciaba lenta.

Percibí a aquel chiquito de ocho años que dibujaba infructuosamente una firma en un papelito de prueba, antes de rotular su flamante documento y mi cabeza desembocó en la educación.

La escuela debería proponerles un dictado de firmas como preparación para este acto de civismo, tanto como para desatar sonrisas ante la imagen dulce del labrado y no rabia, ante el movimiento desenfrenado de las agujas del reloj que se llevaban mi preciado tiempo.

La limpieza de los dedos con aquella estopa negra, por el cúmulo de tinta de los ya identificados.

El ganchito que se acaba justo en el momento en que el trámite parecía terminar.

La recarga de la abrochadora detrás de aquel armario divisor de ambientes improvisados.

La hora del mate, con el desfile de termos con el agua a punto.

- ¡Veinte!

Desperté de mi ensueño, la identidad se hacía realidad.

En realidad ahora entiendo a ese trámite como el momento de la concepción, porque al trasponer nuevamente esa puerta en busca de la realidad, comienza una nueva etapa. La etapa de la gestación, que podrá durar seis, siete, nueve meses o quizás dos años, como la de los paquidermos.

En este lapso la personita se deberá guardar como indocumentada sin poder cruzar fronteras.

Cumplido ese tiempo sobrevendrá el alumbramiento, y ocurrirá el desenlace de esta historia que comenzò como una sencilla búsqueda de la identidad.

Myrtita