Hoy no fue la escoba mi musa inspiradora, fue el espejo el
que instaló el tema: pelos.
Parece trivial un QQQ peludo, pero si lo pienso un poquito,
reafirmo la profundidad del asunto.
Creo que ni bien asomamos la cabeza a este mundo el tema pelos
se instaura en nuestras vidas.
- ¿Nació con mucho o poco pelo?
- ¡Es de pelo oscuro, pero seguro que con el tiempo se le va a aclarar!
- Creo que va a tener los rulos de la abuela.
- Tiene tanto pelo! Ojalá lo pelen
Estos son solos algunos de los comentarios que se disparan
con la ansiada llegada de un bebé.
El tiempo empieza a correr, y el pelo empieza a crecer.
- Cortale las puntitas, para que tenga más fuerza.
- ¡Ese corte de futbolista que le hicieron!
- Se lo pintaron del color del equipo de futbol. Ojalá se le salga cuando le
laven el pelo.
Seguiría enumerando observaciones, pero al correr el tiempo aparecen nuevos
pelos que añaden nuevas formas al tema en cuestión y los pelos se convierten en
una cuestión de género.
- No tiene ni un pelo, ni en las piernas, ni en su barba. Es casi lampiño.
- ¡Pobrecita, es tan peluda!
- Con la maquinita no, que vaya a la depiladora.
- Mejor es la definitiva.
De esta manera, lo que para unos favorece su condición de
hombría, para otras los pelos se convierten en una dolorosa batalla sin tregua,
para reafirmar la femineidad.
Pero el tiempo sigue corriendo y los pelos se reinventan.
- ¡Se dejó las canas!
- ¡Las canas la avejentan!
- Si se hiciera mechitas las podría disimular mejor.
- ¿Viste lo colorada que la tiñeron?
- ¡Se hizo un alisado!
- Será que ahora, ¿todas son rubias?
- Pero, ¡qué bien le quedan las canas en las patillas!
- ¡Está tan pelado que le brilla la cabeza!
- Pero ¡qué ridículo, quiere taparse la pelada con la raya al costado!
Al darle una tregua a la cabeza, me doy cuenta de que aparecen otros pelos, los
pelos faciales.
- Qué cejas gruesas.
- Se tiño las cejas y le cambió la expresión.
- Tiene un hilo de cejas.
- Se dibujó las cejas.
- Va al barbero para retocarse la barba.
- Sin barba parece más joven.
- La barba le disimula la gordura.
- Tiene canas hasta en la barba.
El tiempo siguió corriendo, la ducha empaño el espejo y dio
un respiro a mi debate mental.
La batalla de los pelos me agotó.
De todos esos pelos pasé en mi vida. Pelos que ocuparon
agenda y abrieron la billetera para lograr la aceptación social.
Pelos, lo más natural en los animales.
Pelos, naturalidad humana, a los que la racionalidad en sociedad intenta
dominar.
Un QQQ peludo. Menudo pensamiento dominical.
myrtita