miércoles, 31 de diciembre de 2008

Mis deseos

Buscaba y buscaba algo lindo para mandarles.
No encontré nada que me llenara plenamente.
Los mails se repetían con frases y deseos hechos.
Cada vez que veía el clip del adjunto decía: "Gracias, pero, ¿lo abro de nuevo?
Cada vez me daban menos ganas de que me dijeran Feliz Año.
En realidad quiero un Feliz Año Nuevo.
No sé que tan feliz será.
Un amigo dijo en su deseo "que el 2009 les traiga lo que se merecen".
Me generó un signo de pregunta gigante.
¡Lo que me merezco!
¿?
Y si me merezco palos????
¡No los quiero!

Voy a ser menos realista en mi deseo y un tanto más optimista.
Para el 2009 quiero:
buenas ondas,
deseos de seguir en la lucha,
y felicidad !!!!
Casi nada ¿no?
Si quieren lo mismo, levantemos juntos esta noche la copa.
CHAU 2008!!!!
No te vamos a olvidar!!!
Myrtita

miércoles, 24 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD!!!

La tomé con fastidio porque no quería barrer. Tenía mil cosas pendientes y no estaba predispuesta para perder mi tiempo con ella.
Siento que lo intuyó, que lo supo ni bien la empecé a balancear con un ímpetu inusual, creando una nube de polvo y pelos.
Pero mi escoba es casi mágica, me conoce demasiado y sabe cómo amansarme.
Me empezó a hablar en silencio, a contarme cosas lindas, me fue llevando de una manera sabia.
Cada peldaño que superábamos en ese descenso acelerado me sacaba una sonrisa.
Hablamos del cumpleaños de anoche, de las risas con amigos, de mis preocupaciones inmediatas, de las tareas cumplidas.
Hablamos de los mails que llenaban mi casilla minuto tras minuto, de los deseos que traían, de lo repetidos que eran.
Hablamos de la alegría de que nos consideren, de que nos saluden.
Hablamos de que un click significaba un recuerdo.
Hablamos de que HOY es nochebuena.
Hablamos de los árboles de navidad, de los árboles no árboles.
Hablamos de los arbolitos de navidad de los tiempos de mi infancia, con soplillos de las más variadas formas y colores, que se acumulaban navidad tras navidad y cargaban las ramas del pino, sin coherencia.
Hablamos de los pinitos con adornos uniformes, sobrios que a pesar de tener vigencia van siendo desplazados por árboles no árboles.
Arboles de alambres, de hierros, de ramas, con flores, con frutas, con estrellas.
Formas y arte.
Nada de los pinitos verdes de antaño.
¿Será que estamos en la era de la creatividad?
¿Será que sobreviene una necesidad de lo diferente?
Se busca lo diferente, pero sin poder despegarse de las formas arraigadas.
Hablamos mucho, pero rápido. Mi escoba me decía cosas lindas, pero mi tiempo era escaso.
Hablamos poco tiempo, pero me bastó. Me fue útil.
Me obligó a disminuir mi ritmo.
Desencadenó en mí la necesidad de expresarme, de tomarme un minuto.
De decir FELIZ NAVIDAD a todos mis AMIGOS.
Decirles que los QUIERO MUCHO
Decirles que no me quedo fuera de la era de los árboles no árboles.
Saludemos al Niño Dios que va a llegar esta noche, y a través de una oración a los que ya no tenemos por acá.
¡Vivamos plenamente!
Busquemos la felicidad, y si no aparece, cómo me dijo una amiga, pidámosle a Google que nos ayude a encontrarla.
Sigamos juntos!!!
Myrtita

domingo, 21 de diciembre de 2008

Asi nomás...

Escuché la última campanada de las ocho al cerrar la puerta del taxi. Sonreí. La puntualidad a ultranza del reloj de la casa de gobierno, infalible e implacable, hoy marcaba mi meta, mi propósito.
Llegaba puntual a la playa, para no perder un segundo del río, para no perder un segundo del sol.
Mi bolso, mi mochila de supervivencia resentía mi hombro con su peso. La toalla, los protectores, el tejido, la cámara de fotos, la música, una pequeña agenda preparada para marcar compromisos en un nuevo año y una birome con los últimos restitos de tinta después del intenso año vivido.
Me ubiqué allá, lejos, casi al pie del faro. Sola.
El río brillaba y me regalaba el reflejo del sol que recién se levantaba. Todo mío. Me obligaba a arrugar la cara para ver más allá. Ver más allá.
La música que buscaba se calló. La pila se acabó.
Capturé imágenes con mi cámara, intentando que fueran un reflejo de mis sensaciones.
Así con el ruido del agua, con los trinos de los pájaros mi mente se fue más allá.
Necesitaba escribir y sólo encontré mi pequeña agenda y mi entrañable bic de trazo fino.
Cómo me cuesta escribir en papel. Ya no lo uso.
El espacio para los días de mi agenda, resultaba pequeño para encuadrar mis ideas.
Con trazos desprolijos, avancé en los días, en las semanas, en los meses no vividos, sólo con ideas, desordenadas que fluían queriendo quedar en el papel.
No necesitaba cerrar los ojos para pensar. Miraba más allá y estaba acá sin estar.
Quise despedir al año que se va. Un año largo, intenso y duro.
De repente lloré. Lloré sin consuelo. El dolor, era lo que más se destacaba.
Quiero que termine, que se vaya, fue feo. Fue malo.
¿Pero fue todo mal?
Recordé las risas y la alegría cuando comenzó. Los votos por un año pleno y de realizaciones que nos habíamos hecho.
Sería un año de cambios. Con grandes incertidumbres, pero lleno de sueños.
En un abrir y cerrar de ojos, la vida se nos dio vuelta. El dolor nos abatió, o al menos pretendió hacerlo.
Con la misma intensidad surgieron vínculos, contenciones. Lazos de amistad se reforzaron permitiendo aplacar esa angustia lacerante.
No me detengo en el dolor. Quiero borrarlo, avanzo y me proyecto.
Renovamos las ilusiones con nuevos proyectos, nuevas metas
El celular sonó rompiendo el encanto, trayéndome al presente.
Respondí e intenté volver, pero ya no era lo mismo.
El sol subió y cuando miré el río, ví el ayer con sus huellas imborrables convertidas en experiencias y aprendizajes.

Me di cuenta de que no todo fue malo. Tomé lo lindo.
Quise ver el más allá, pero había desaparecido. El encanto estaba roto.
Me encontré ahí, lejos, casi al pie del faro. Sola. Con mis recuerdos, con mi pasado atesorado, con la decisión de vivir el HOY.

Myrtita

viernes, 12 de diciembre de 2008

Tiempos de cambios

Hace unos días me hicieron una propuesta: ¿Myrta, podes hacer las palabras de despedida para quinto año?
La invitación me tomó desprevenida. Nunca despedí a quinto, probablemente porque las despedidas no me gustan, me entristecen.
Sin embargo, esta vez, lo sentí diferente. Sentí que detrás de esta forma de despedida, podía decirles algo. Sentí que quería hablarles, y de alguna manera repasar con ustedes los seis años que compartimos. Por eso acá estoy.
Delante de mi pantalla en blanco, empecé a buscar recuerdos. Imágenes. Y se me perdían. ¿Será que hace mucho que llegaron a la escuela de los chicos grandes? O ¿será que el tiempo voló, y sin pensarlo en un abrir y cerrar de ojos, una etapa se nos escapó?
No, no creo que se haya escapado. Está ahí. Quiero verla con ustedes.
¿Se acuerdan el primer día?
La primaria, quedaba atrás, todo era nuevo. Estaban en la escuela de los chicos grandes y ustedes volvían a ser los más chiquitos.
Se insinuaba su adolescencia. Un tiempo de cambios. Dejaban atrás los juegos de infancia. Un tanto prematuramente quizás, por eso del séptimo a secundaria.
Eran chiquitos!!!
Pasamos seis años.
Cada marzo era un volver a descubrirlos. El estirón que pegaban en los tres meses de verano, nos devolvía una nueva imagen. ¡Qué grandes estaban!
Seis años fueron el tiempo de cambios.
Fueron el tiempo de las primeras salidas, de los quince años, del viaje a Disney, de los primeros amores, de las agendas de exámenes apretadas, de los trabajos para ayer, del ansiado y esperado Bariloche, de la recepción.
Fueron tiempos de exigencias, de charlas con consejos de vieja, que iban más allá de un simple perder clase. Fueron tiempo de amigos como razón más importante de su existencia.
Llegamos al quinto, al 12 veces quinto, con un gran desafío que aparecía como el corolario de este devenir escolar.
Una página en blanco frente a nosotros, que fuimos llenando, poniéndole fuerza, ganas y no tan ganas, colores y grises, hasta que apareció. Y fueron Ustedes. Su identidad. Una revista con la que quedarán en la escuela.
Y seguí buscando imágenes y me doy cuenta de que las imágenes que se resistían a venir, aparecieron en palabras, palabras con contenidos fuertes, que me permiten verlos y dibujarlos cuando cierro los ojos.
Aparecen la verborragia de algunas, la constancia y el tesón de otros, la vagancia consuetudinaria, la dulzura, la paciencia, las risas, el romanticismo, los galanes, la pasión deportiva, la madurez, la responsabilidad, el liderazgo.
Para mí hoy culmina un quinto, para ustedes mañana comienza otra etapa.
Damos, de nuevo vuelta la hoja. Mañana aparecerá de nuevo como una hoja en blanco. De nuevo habrá que escribirla, habrá que llenarla. Páginas de vida
Una carrera, un destino que se irá develando en el día a día. Desafíos permanentes, opciones, oportunidades, alegrías, tristezas, colores y grises
La vida como aquel cerro Malo que escalamos hace un tiempo. ¿Se acuerdan? Con sus laderas escarpadas, con los caminitos que se abrían. Y la cima para plantar la bandera
Para mí hoy ya son parte de esta trayectoria de docente, arraigados en un lugarcito del corazón, para ustedes, tengo una pretensión.
Que esta camiseta de escuela, que lucen HOY, probablemente por última vez ante los ojos del mundo, siga estando en ustedes para toda la vida.
Metida debajo de sus triunfos, acariciándolos en sus fracasos, recordándoles seis años, que si los pensamos en una vida no son nada, y que cuando pasen los años se van a dar cuenta de lo mucho que fueron.
Porque estos seis años serán el reflejo de una etapa fresca, de sueños, de ideales y de lazos que se tejieron para ayudarlos a despegar.
Y no digo más. Mi delirio termina acá. Sólo vivan, y cuando sean viejos como la que hoy les dice ¡a volar!, les propongo que lo repasemos de nuevo ¿Si?
Buena suerte y sepan: Los quiero mucho!

Myrta