domingo, 30 de agosto de 2009

Paredes que hablan...

Estimulada, por un trabajito que debía presentar, me metí en un mundo nuevo para mí... el mundo de las paredes que hablan, el mundo de la cultura del graffiti.
Trabajé bastante. Navegué, leí, miré, comparé, sinteticé y si puedo decirlo, aprendí algo.
Pero el tema, no me dejó tiempo para QQQ, pero cómo Quiero QQQ, les presento este mundo, que quizás les guste cómo me gustó a mí...
Si después de este paseo graffitero, deciden sumarse al aerosol... AVISEN!!!
Myrtita

martes, 25 de agosto de 2009

Un QQQ dedicado

Era una Paraná distinta aquella que acuñó tus sueños de infancia. La Paraná del río, de las siestas tranquilas, de la avenida Rivadavia de lapachos con un dejo europeo y luminoso.

Era una Paraná distinta la que le dio letra

a tu vida, la que le dio magia a tus anécdotas, que rejuvenecen tu espíritu al perderse tu mirada en el recuerdo.

Era una Paraná distinta la que te vio crecer de la mano de los muchachos del barrio que se convocaban alrededor de la plaza.

Era una Paraná distinta la de las escapadas, la de los remos al hombro, la de la bajada en picada para disfrutar de las tardes de río.

Era una Paraná distinta la que te vio partir en busca de un título a la gran ciudad.

Era una Paraná moderna la que me vio nacer y dar mis primeros pasos en la misma casa, tras las mismas paredes, casi treinta años después.

Era la misma plaza con rostros nuevos la que me convocaba en las tardes soleadas con la bicicleta y los patines.

Era el mismo río el que marcó mi identidad.

Fue una herencia de familia el que nos conociéramos.

Fue en los tiempos de mi cuna, porque se desdibuja el momento.

Fue aquella Paraná distinta y aquella Paraná moderna, la que nos dio elementos y razones para una amistad profunda, que jugó con el paso del tiempo, sin amedrentar su intensidad.

Una amistad de encuentros breves y esporádicos, unidos por la magia de las letras, de la palabra escrita, de las cartas, de una correspondencia fluida que nació con mis primeros trazos y se mantuvo en el tiempo.

Cartas que despidieron al buzón y al cartero, y se reemplazaron por mails de los tiempos modernos.

¿Te acordás cuando dábamos vueltas a la mesa, tomados del brazo, y caminabas en cuclillas para estar a mi altura?

¿Te acordás de las siestas de verano cuando el escarabajo verde arribaba a calle Córdoba en tus vueltas al Paraná de antaño?

¿Te acordás de esas visitas de adolescente en compañía de la Abuela Elisa en la capital?

Y mis recuerdos dan un salto, y quedan anclados en mi reducto capitalino, en un nuevo espacio, en la complicidad tuya y de Gladys, para estas escapadas que recargan mis pilas.

En ese fin de semana de noviembre, para el reencuentro acordado con los muchachos del Colegio de aquella Paraná distinta, que te asombra con sus cambios y te ancla en tus recuerdos.

Años, años han pasado.

Hoy me doy un gusto y en este QQQ dedicado los escribo así, rapidito, como destellos tras las huellas que recorren el camino de esta larga y profunda amistad.

Los escribo para que desde esta Paraná moderna, me sigas leyendo y a la distancia, pero así de cerca, te pueda decir
FELIZ CUMPLE querido AMIGO!

Myrtita

domingo, 16 de agosto de 2009

Ketty

La tarde del miércoles estaba reservada para la manicura. Era un hito más en la agenda semanal de mi abuela Elisa.

Entre las tres y las cuatro, el timbre anunciaba su llegada.

Todo estaba dispuesto. En el jardín de invierno era la cita.

La mesa de juego, con la toalla blanca, la taza para el agua tibia.Las dos sillas enfrentadas para comenzar la tarea.

Se llamaba Ketty. De tez blanca, pelo renegrido, probablemente a fuerza de tinturas, ojos celestes cristalinos, sonrisa franca y voz chillona. Habrá rondado los cincuenta y mantenía su soltería.

Sus manos con pecas, suaves y sus uñas prolijamente terminadas aunque sin esmaltes, ya que se exponían a la acetona de manera permanente.

Llegaba con su portafolio negro, y que entusiasmo me provocaba verla sacar de él sus herramientas y montones de botellitas con diversas sustancias, que disponía de manera estratégica.

Mi presencia cerca de la mesa, estaba permitida en tanto mi conducta se limitara a la observación silenciosa, sin movimientos bruscos que pudieran derramar algún líquido, o provocar un daño a la labor de la experta en las uñas de mi abuela.

Recuerdo que el trabajo no era silencioso. Las anécdotas y las novedades de la sociedad se ponían en la mesa, tras cada paso de ese ritual.

Quitar el esmalte viejo, recortar las uñas, limarlas para darle forma, colocarlas en esa taza con agua tibia, para ablandar las cutículas que eran removidas prolijamente.

Una pasada de crema, las suavizaba antes de ser

cubiertas con un nuevo tono de esmalte.

Mi permanencia no era desinteresada. Mis manitos esperaban el guiño cómplice de Ketty, para meterse en la taza de agua tibia y después hacerse acreedoras de esa pasada de esmalte transgresora, que se eliminaba sin chistar ni bien atravesaba la puerta de mi casa tras la sentencia de mamá: - ¡Las nenas no se pintan las uñas!

¡Qué placer esas jornadas!

Con las manos en alto, esperando que se sequen las coloridas uñas, seguía la charla, mientras Ketty degustaba un te con alguna especialidad dulce que le dedicaban desde la cocina.

La nostalgia me embarga. Por un ratito volví a aquella casona que atesora mis recuerdos.

Levanto mi vista “3 en 1 base, reforzador y esmalte. Secado rápido”, leo en el frasquito que dejé olvidado al lado del alicate… mis uñas esperan

Myrtita

sábado, 15 de agosto de 2009

Grafo...


Sólo esto, una imagen creada a partir de los contenidos de mis QQQ.
Tecnología y arte...
Me gustó, sólo por eso está acá.

Myrtita