Tengo la suerte de cumplir años. Años en esta era digital, pero no se me escapa, aún, que nací en el siglo del esplendor de lo analógic
o, allá por el año 11110101001, si queremos ser modernos al momento de evocarlo. Por dar más detalles, nací el día 111 del mes 110.
Si son curiosos pueden develar el misterio, apelando a eso de lo binario, o bien aceptar que el día 111 del mes 110 de 11110101001 mi mamá me dejó ver la luz del mundo en una tarde lúgubre, húmeda y fría de otoño, después de un maratónico parto que duró aproximadamente seis horas, por mi indecisión de querer o no querer ver lo que se venía.
¿Qué se podía esperar después y con eso?
Obviamente que nada más que lo que acá encuentran escribiendo … YO… un YO bastante favorecido para lo que fue aquella decisión, hace hoy exactamente 1011111 años.
Al momento de la reflexión se me ocurre que aquella carta a la cigüeña que mandaron mis progenitores, estuvo mal direccionada, y en algún momento, el pajarraco cigüeñal con el pedido de un bebé se disparó hacia alguna tribu exótica de oriente….
¿Razones que fundamenten mi deducción?
Mi ser…. mis ojos achinados… la excentricidad de mis gustos… mis ideas… mi primicidad….
Pero retomo el relato desde la óptica de la era digital y de las instrucciones lógicas…
Me parece leer que en el software generador de mi ser, la instrucción OUTPUT decía:
“Salir al mundo sentada, con un collar de cordón de seis vueltas….”
Y vuelvo al momento de mi llegada al mundo….
¿Se imaginan? Iba a ser sumamente sencillo caer en el mundo en esa posición. Ni aunque se hubiera sentado una tropilla de enfermeras en la redonda panza materna hubiera accedido a salir.
Mi resistencia aquella tarde, fue grande. El espíritu vasco de la sangre paterna, ya corría por mi cuerpo. Ya formaba parte de mi ser, aún sin ser …
Pero la vida me esperaba, y si había esperado nueve meses para acceder a un medio seco, debía afrontar la adversidad.
Así llegué al mundo, tirada por una mano brusca aunque quizás oportuna.
El collar de seis vueltas que adornaba mi tierno cuello, me proporcionó al momento de emerger un tono oscurito, que nada tiene que ver con la blancura espectral que hoy refleja mi piel.
¿Se imaginan esta salida? Sumamente sencilla , salir al mundo sentada y retenida por el estrecho vinculo materno.
Una oxigenación prolongada de tres días en una carpa no tribal, darían el tiempo prudencial a mi figura para tomar un aspecto casi humano y así enfrentarme al bello rostro de mi madre sometida a una espera angustiante, más que forzosa para nuestra presentación.
Creo que ni “¡Que linda!”, ni “¡Qué sanita!” fueron sus primeras palabras al descubrirme bajo esa espumosa mantilla blanca tejida con tanto amor. Más bien un “¿Esto es mío?” es lo que debe haber disparado su desconcertado corazón.
Pero el amor de madre lo puede todo…
Y así, tal como se los cuento fue mi llegada al mundo… pacífica…. armoniosa…como el paso de un medio a otro… fluida… sin resistencias…..??????????
Pero la vida te da revanchas.
Hoy me la da y lo cuento con orgullo, con orgullo de rescatar la valentía materna.
Y la cuento con orgullo de haber transitado 1011111 años para rendirle homenaje a ese ser que me permitió la realización humana.
Gracias MA! Y Feliz cumple de madre MA!!!
Myrtita