sábado, 24 de diciembre de 2022

 Hoy no viene nadie

Y no, hoy no viene nadie. La casa está limpia, la casa está ordenada, la casa está en silencio.

En silencio, un silencio que me habilita a escucharme. Voy al jardín y en silencio miro lejos, hacia el fondo. El Monumental de Tomás está en silencio, pero de repente ese silencio se rompe en mi cabeza, y siento el repiqueteo constante y rítmico de la pelota que se detiene seguido de un grito, ¡Abu se me fue la pelota! Protocolos inmediatos que se activan según la dirección del disparo, subite al tobogán y mirá, rápido a la cochera, que papá mande WhatsApp, Abu escribí mensaje.

El silencio vuelve con una sonrisa instalada en mi cara.

Sigo mi recorrido y desde la casita de madera sale un pedido de auxilio. ¡Bañoooo! Y Paulina corriendo para llegar a destino que, por su lejanía, impide un resultado favorable.

El silencio vuelve la sonrisa se reafirma.

Las perras duermen, no hay estímulos para las carreras. El agua de la pileta no tiene pasto, ni los inflables se han apoderado de ella.

Hoy no viene nadie.

Me acerco a la casa, salen risas, peleas, ¡me molesta!, ¡decile algo! ¡Ya son grandes! ¡¡¡¡Pero mamá!!!!
La imagen se repite, una mesa está tendida, la Abita cocina.

¿Qué preparaste hoy Abita? A mi me encanta tu comida, escucho su voz tan dulce como aguda cuando grita defendiendo intereses no siempre justos.

¿Abu, hiciste milanesas? Pregunta más que suficiente para desatar el coro milanesas.

Pero hoy no viene nadie. La casa está limpia, la casa está ordenada, la casa está en silencio.

De repente pienso en la nochebuena. Una nochebuena atípica para mí. Una nochebuena de pocos. Pienso en su esencia.

En mi mente se instala un devenir de nochebuenas previas, de los sitios ocupados en sus largas mesas. ¿En qué momento se fueron esos comensales? Los pienso, cada uno desfila en mí. Sonrisas y lágrimas, añoranzas y aceptaciones. Se fueron en el momento en que la rueda de la vida imponía cambios de roles.

Hoy no viene nadie.

Elijo la nochebuena de pocos. Elijo regalarme una nochebuena en paz atesorando, desde el silencio, el ruido del día a día y el recuerdo de los comensales que fueron y son parte de mi realidad.

¡Feliz Navidad!

myrtita

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es sólo hoy que no viene nadie amiga, xq tenés un tesoro invaluable en esa familia,que está casi a diario inundándote de amor esos nietos. Y la mesa larga, a veces queda en nuestra memoria recordando sin duda muchas risas y anécdotas, acá también la mesa es chica. Te quiero mi Ying❤️

Ale de San Agustín dijo...

El comentario de anónimo es de Yang, jjaa que no sabe cómo hacerlo🙈