domingo, 1 de enero de 2017

Analogía

El soporte estaba vacío.
Su ausencia no pasó desapercibida.
Agucé mi vista y ahí, en el rincón del vanitory, atrás de los adornos modernos, lo encontré.
Alguien lo había escondido, seguramente con la idea de que no era bueno mostrarlo. Tenía fisuras, marcas.
En un golpe, su lozanía se quebró.
Parecía su fin.
Era parte de un juego, un conjunto que perdía su funcionalidad con su ausencia.


Una paciencia infinita y alma artesana juntó los fragmentos, y con dedicación encastró y pegó cada una de sus partes.
El cemento no fue invisible, y en la reparación quedaron huecos, espacios que no consiguieron llenarse, pero volvió a ser parte del grupo y su aporte lo valorizó nuevamente.
Su imagen relegada provocó en mi mente el desfile de mis afectos que bebían en él, aún con de sus fisuras.
Lo rescaté del rincón, lo coloqué nuevamente en su soporte.
Lo tomé en mis manos, le puse agua respetando el nivel que permitían sus marcas.

Lo levanté y ahí, frente al espejo brindé en él por los que no están, por los que amo y me acompañan, brindé con la esperanza de un feliz 2017.
myrtita

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