sábado, 11 de octubre de 2008

El devenir de los QQQ

El reloj no entra a la ducha. Mientras el agua corre la mente vuela.
Cierro los ojos para evitar que el jabón los irrite y me licencio a pensar, a pensar sin rumbos, con libertad, que mi mente corra.
Me divierte el juego. Es impredecible. No existen reglas en él. Parece sencillo, pero al pensarlo lo encuentro profundo, desafiante.
En este espacio mio y de mi mente, aparecen los QQQ. Desfilan el Q del debo, el Q del quiero, el Q del puedo…
Cuando llegamos al mundo el Q del quiero se impone a los gritos. El llanto permite su manifestación despótica. En todo momento QUIERO….
La sociedad va ubicando a este Q monopólico, le quita espacios mientras le abre la puerta al Q del debo, que comienza a pisar fuerte, fuerte, cada vez más fuerte. Debés, debés, debés, algunas veces queriendo, otras pudiendo…
Nuevos equilibrios. Vamos madurando… Somos seres sociales…
El Q del debo se fortalece con la ayuda del Q del Quiero, y alcanza su excelencia si se les une el Q del Puedo.
Pero crecemos, y queremos dejar de deber.
En nuestro YO aparece la necesidad de apostar mas fuertemente al Q del quiero.
La necesidad crece, y cada vez se quiere más.
En este nuevo juego el Q más tímido, el Q consciente, el Q del puedo, nos da licencias.
Alianzas, eso se busca. Querer y poder. Basta de deber!
Pero los QQQ son tres … Q, Q y Q… Siempre… buscando equilibrios … pero QQQ…
Splah!!!
El agua se enfría, el reloj no está en la ducha, pero el tiempo sí, entró y pasó.
Bueno, basta. Me voy porque debo, porque quiero y porque puedo.
QQQ.....¡¡¡Cuanta vigencia!!!
¡Qué profundidad!
Myrtita

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