domingo, 17 de febrero de 2008

Despedida….

Partieron de vacaciones y sin previo aviso Luis cambió su pasaje. Se dejó seducir por un viaje sin retorno hacia un lugar sin límites, celeste, pleno en el que impera la paz.
Sólo había dos plazas, y decidió partir con Rocío. Así sería mejor, Lucía quedaba con vos.
Emprendieron un viaje anticipado, a un lugar que la lógica reserva, primero, para “los grandes”, los grandes de edad, aunque Dios en algunos momentos decide unas plazas para otro tipo de grandezas. Este fue el caso. Pero no te alarmes, el Gordo sabe y la va a cuidar…
Antes de partir, pasaron por Paraná para ultimar detalles, para despedirse.
Allí estuvimos, su sola presencia nos convocó. Sin llamadas previas.
Aparecieron dinosaurios, guardados en sus cuevas por muchos años. Una mezcla de sentimientos se daba. Tristeza por la partida, felicidad por el reencuentro sincero.
Prepararon su equipaje. No incluían ropas, dinero, ni cosas materiales. Lo dejaron todo. Aunque te aseguro que sus pertenencias de livianas no tuvieron nada.
Cargaron en sus maletas un pedacito del alma de cada uno de nosotros.
En retribución, su generosidad fue extrema. Nos dejaron una enseñanza de vida, de una vida vivida en plenitud, intensamente, con alegrías, con tristezas ocasionales. Una vida sin desperdicios apuntalada en los valores de la amistad y la familia.
Su paso por este mundo quedó grabado en nosotros y será una fuente inagotable de energía que se activará al pensarlos, despertará sonrisas y sin dudas nos convocará a movernos marcando nuestro ritmo desde una nube…
Myrtita

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