sábado, 7 de enero de 2023

 La última juntada

Aunque la invitación llegó sobre la fecha, no hubo tiempo para peros. La convocatoria era masiva, y esta vez, eras vos el que convocaba.
En algunas circunstancias la puntualidad tampoco se pone en juego. Era a las 8:30 hs.

Llegamos puntuales y ya nos esperabas en la puerta. Una puerta abierta que nos invitaba a adelantarnos.

Al frente una imagen luminosa nos hacía un guiño de bienvenida, y desde su corazón emanaba paz.

La invitación hablaba de misa, una palabra que me hizo ruido. Hacía mucho que no concurría a misas, pero convocabas vos, y no había margen para dudar. Sin dudas iba a ser buena.

La guitarra acompañando una voz dulce inundó el recinto, anunciando tu ingreso.
No entraste sólo, hombres fuertes te cargaban, hombres de blanco te escoltaban y sumaban sus voces a la canción.

Mis ojos se nublaron y me concentré en la canción. Soy peregrino. La canción sonaba a viva voz, y se repetía.

Entendí que la letra hablaba de vos, sin decirlo.

Mis ojos recorrían el recinto, estaba lleno. Estaban los viejos, los atletas, la gente del barrio, los amigos, la familia. Estaba tu vida en cada uno de los concurrentes.

La ceremonia la conducía tu igual, su voz sonaba igual. No había chances de que fuera de otra manera. Su convicción en la fe daba fuerzas a su entereza.

La estructura de la misa sonaba tal como la recordaba, no obstante, una sensación especial me hacía vivirla diferente. Fue un momento mágico. La tristeza, que embargaba a todos, se consolaba con el mensaje de paz que nos devolvía ese espacio.

Un pedido, de gloria para vos, y de consuelo para los que quedamos.

Seguramente al llegar al evento, desbordados de pena, ninguno entendía por qué partías. Tan joven, tan vital, tan fuerte.

Quizás, internamente, todos en este espacio buscábamos una respuesta.

Alguien desde el púlpito menciono una razón, parten los mejores en su plenitud. Lo escuché atentamente, y creo que me convenció. Desde esa perspectiva todo era perfectamente comprensible.

Pero la racionalidad me jugaba en contra y la lucha interior no daba tregua. Y nuevamente la respuesta, porque parten los mejores y en su plenitud.

Tu viaje a Jerusalén, impactó de repente en mi racionalidad, sumándose a los argumentos para entender. Fue un viaje especial, deseado, planificado, con espacios muy pegados al amor y a la fe.

Mi mente ataba cabos. Nada ocurre en las vísperas. Hay señales que se decodifican el día después.

Mi razón fue perdiendo argumentos, la fe fue llenando espacios. La aceptación me devolvía paz. Parten los mejores, en plenitud, los preparados para seguir su camino y seguir peregrinando sin ataduras.

Finalmente entendí la convocatoria. La palabra misa ya no me hizo ruido. Compartí la mesa.

Acepté razones. Te sentí partir.

Hasta siempre peregrino.

Fue la última juntada.

 A mi amigo Cesar Hayy
myrtita

 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso Myrti! Sigo llorando!!!

Anónimo dijo...

Conmovedor, me hiciste llorar amiga, me alegra q la fe haya vencido🕯️

Anónimo dijo...

Todo lo que siento, expresado en tus hermosas palabras. Gracias por compartirlo Myrtix quetida.

Anónimo dijo...

Solo desde una mirada que viene de lo alto se puede aceptar una pérdida de una persona tan buena y joven como Cesar ….. que su alma siga su camino ….. 🎆 me encantó leerte ….. ♥️

Anónimo dijo...

Su luz seguirá brillando allí donde no tiene fin.....🙏