miércoles, 28 de noviembre de 2012

El que quiera celeste, que,,,, colabore

Caminé hasta la pileta cansada de descansar. Ya estaba casi sin agua, esperando que sus paredes fueran liberadas de la sal de la temporada anterior, antes de recibir el nuevo color celeste del año. 
Había que esperar hasta el martes. 
Sin pensarlo, busqué una espátula. Sin pensarlo encontré dos. Sin palabras empecé  la rasqueteada por la escalera. Pilar me siguió con una pared lateral. 
Salí de mi abstracción y me di cuenta de que éramos multitud. Cada uno se procuró una herramienta y siguió la iniciativa. Hasta el perro Samuel fue parte de la acción.
En dos horas terminamos una tarea que parecía faraónica y que sin buscarlo se convirtió en una causa común.
Ya sin agua y sin sal esperamos el martes.
El derecho de pileta está garantizado.
myrtita

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