jueves, 18 de marzo de 2010

Los árboles ¿mueren de pie?

Aquel destello encegueció la tarde.
Fue una señal.

Nada aplacaba la furia del viento que sin piedad golpeaba al gigante.
Fue un anuncio.

Aquel bramido caló la tierra, como enojado con su tardanza.
Una advertencia.

Aquel rayo no controló su paso.
Le llegó al corazón y se escondió en sus raíces.

Luz, ruido, calor, fuego.
Una corteza sangrante, un fino hilo de savia que moría entre las plumas del carpintero, morador de su tronco, que hoy yacía a sus pies.

El gigante estaba herido.

De manera impensada el verde de sus hojas se atenuó.
Las ramas perdieron sus fuerzas cuando las hojas, una a una, lo abandonaron.

No más moradores en sus brazos, no más moradores en su tronco.
Cayeron a sus pies, sin poder alejarse.

El gigante seguía en pie.
Muerto pero de pie.

Myrtita

1 comentario:

Ale de San Agustín dijo...

Muy lindo pero un poco tristón,será por el día pero por un rato el árbol era yo buahhhh!