Hola Papá!
Recién llego, decidí prepararme un té. Ya casi van a ser las seis, una
hora más que prudente para hacerlo.
De repente la irracionalidad se apoderó de mí. Fui hasta el teléfono y
casi marqué tu número.
La costumbre del llamadito cotidiano, a la tardecita, a la hora del
regreso para dar las novedades me superó.
Me frené. Tomé conciencia. Ya no tenés teléfono. Ya estás más allá de
las costumbres y de nuestros buenos hábitos.
Hace dos meses nos dijimos chau, seguido de un consejo no escuchado que
te pedía “viajá mañana si no tenés apuro”, a lo que sólo me respondiste “andá
con cuidado, yo me organizo despacito”.

De repente te extrañe. Te extrañé con un dolor insondable, tan profundo
como sin retorno tu presencia.
La razón se quedó sin argumentos y lo dejó avanzar. Se abrió camino
dejando de lado la aceptación del destino y volvió a sangrar.
La razón reaccionó. Corrió en mi ayuda, intentando dominarlo con argumentos
sabios, con alternativas de final aún más drásticas y dolorosas. La razón fue
mitigándolo. Vuelvo a entender tu partida. Vuelvo a entender porqué Dios la
decidió así. Vuelvo a entender tu elección por seguir a mamá. Ella no sabía
vivir sin vos y tampoco hubiera podido partir sin tu compañía.
La razón deja que mi ingenua imaginación construya nuevamente el
espacio de paz en el que moran.
Pero el vacío es grande. Mis palabras confusas. Mi dolor lacerante.
La razón apela al tiempo, el tiempo dará paso a la razón.
Mientras tanto el dolor es grande y empiezo a extrañarlos.
Quiero llenar el vacío de imágenes. Quiero llenar el recuerdo de
sonrisas.
Quiero que nos vean. Quiero que nos sigan. Necesito que nos cuiden.
Necesito ese espíritu positivo que contagiabas y dejaba ver el sol
en medio de las tormentas.
Pensé que eso era tu mejor legado. Pensé que podría ver el sol. Hoy las
nubes me abruman. Necesito que las soples. Necesito que las corras. Necesito el
sol. Necesito seguir. Necesito pensarlos. Necesito su recuerdo. Su recuerdo con
sonrisas.
El té se enfría. La lluvia sigue. Pero desde adentro empiezo a ver el
sol. La paz me invade. Creo que ya está. Que me escuchaste.
Gracias. Dale un beso a mamá. Decile que voy a buscar una aguja de
crochet. Decile que la quiero.
No te olvides por favor.
Te mando un beso.
Hasta mañana.