sábado, 30 de agosto de 2008

Turismo en el Delta

Myrtita se escapó de nuevo.... esta vez al sur de la provincia,
más concretamente al Delta del Paraná.
Deslumbrada por sus paisajes, no puedo menos que compartirlo.
Disfruten de las riquezas de nuestro país... con sólo un click en el mapita.

Myrtita

Tiempo de glicinas

El viento se tomó la atribución de entornar esa persiana que mañana tras mañana abro en un pacto secreto con el sol. Habilito su entrada, aún en mi ausencia.
La casa estaba en sombras cuando regresé aquella tarde. El silencio, va siendo una constante en estas rutinas vespertinas.
Me resisto a resignarme a no llegar para ver el sol, aunque más no sea, despedir sus últimos rayos en mi jardín.
Descorro las ventanas y empujo los postigos desafiando la actitud del viento.
Allí lo descubro. El tiempo de las glicinas llegó, sin aviso, o quizás sin percatarme de que se venía anunciando, mientras mi tiempo corría.
Mi tiempo vuela. Avanza de compromiso en compromiso.
Los días, las semanas, los meses se suceden sin darme cuenta. Sin siquiera darme la posibilidad de la reflexión.
Cada lunes, se desata el fervozo deseo de un pronto fin de semana, que ya comenzamos a añorarlo al caer la tarde del anhelado domingo.
Y, a soñar en uno nuevo, sin darnos cuenta de que en ese sueño se nos va la vida. Casi sin poder aprehenderla. Cada vez más rápido.
Pero detrás de aquella persiana, el tiempo de las glicinas ya había llegado. El tiempo de los días más largos, de las noches más cortas. Del viento, de la primavera. De Santa Rosa que despide al invierno. De los azahares, y las flores. De los colores y los perfumes. De la energía, de la juventud de corazones.
Tiempo de lapachos precoces, de jazmines tempranos, de ventanas que se abren, de jardines que despiertan a la vida.
Los días transcurren. No se detienen. Pero hoy lo decidí, y de cara al viento me detengo. Reflexiono… sólo hoy. Mañana añoraré el día que se fue, me alegraré de haberlo vivido y reviviré la ansiedad por el nuevo fin de semana.

Myrtita

domingo, 24 de agosto de 2008

Culeca out

La noticia detono en mis oídos a través de esa llamada telefónica.
La culeca ya no estaba entre nosotros. Los huevos adolecerían del tibio calor de sus plumas para llegar a buen término.
Y yo tenía que ver con ese trágico final.
Cómo explicar mi inocencia, si todo apuntaba a mis canes.
La llamada llegó, en el momento menos oportuno. Ya salía de casa, con una premura impostergable.
Cómo dar sosiego a la alterada verborragia de mi vecina del fondo, si mi tiempo era inexistente.
El tapial divisor de nuestras propiedades, nunca fue un tema de alta prioridad, en nuestra agenda de propietarios.
A lo lejos, detrás de esa improvisada cerca, una imagen rural se desarrollaba en el corazón de la ciudad. Gallinas, pollitos, patos, gansos, huerta, igualito que en el campo, pero en el medio de la urbanidad. A los fondos de mi fondo, en un escenario maravilloso que se apreciaba desde mi balcón, actuaban para mí, mañana tras mañana con sus graznidos y cacareos.
Todo era paz y armonía. Casi un paraíso, agreste, sin límites físicos. Ni alambres de gallineros ni tapiales, sólo aquellos límites que imponían las buenas costumbres y el respeto a la propiedad privada.
Pero nada es para siempre, y esa natural armonía comenzó a cambiar con la llegada al mundo de mis canes, que se convirtieron en los nuevos dueños y moradores del jardín.
Los límites de principios eran invisibles a su esencia. El cacarear de las gallinas los atraía sobremanera.
Eran cachorros. No sabían de gallos, de pollitos, de gallinas, de gansos ni de plumas. Sólo contemplaban esos seres, casi molestos, a través de esa improvisada valla.
Los cachorros crecieron y las plumas de las gallinas también.
Fue entonces que ocurrió ese primer encuentro, cuando alertada por el viejo Juan, que limpiaba de malos yuyos el fondo de mi vecina del fondo, me encontré con la blanquita, que paseaba orondamente por mi jardín aquella calurosa tarde de verano.
Con presteza acudí a su rescate, poniendo en cautiverio temporal a mi jauría.
Con un chorro débil de agua, emanando de la manguera, y con el aleteo de los brazos del viejo Juan, logramos encauzar la marcha de la blanquita, nuevamente a su hogar, a reparo tras la valla.
Pero nada pasa dos veces igual. Por eso esta historia comienza con una llamada.
La culeca saltó la tapia, pero ni Myrtita ni el viejo Juan, la vieron esa mañana.
Al recomponer la situación entiendo que la culeca nos visitó, y que sí, la recibieron los moradores del jardín, mis perros.
Sólo un desparramo de plumas, sobre el intenso verde del césped, señalaba su pasada malograda.
La cola entre las patas de los anfitriones, y aquellos plumines escapando entre sus dientitos, aparecían como pruebas más elocuentes.
Y ahí estaba yo, con el teléfono en la mano, mientras mi vecina del fondo ensayaba un monólogo poco amigable.
Las imágenes de lo ocurrido se me disparaban al son de su melodiosa voz.

Se me hacía difícil defender lo indefendible. Cómo esgrimir argumentos para aquella difícil defensa.
El crimen era más que obvio, y mi silencio más que oportuno. Lo que menos debía hacer era sumar razones a la ofuscación de mi vecina.
Debía aplacar su ánimo, o me condenaría a la incubación de los huérfanos huevecillos, hasta su eclosión y alumbramiento.
De pronto la imagen salvadora: Sansón, el morocho doberman morador del jardín de mi vecina de al lado. Un jardín también sin límites físicos con nuestro fondo y un perro amigo.
Así esgrimí el alegato de defensa en aquella comunicación….
- Es cierto, en el jardín había plumas. Imposible negarlo, pero señora, ¿adónde estaban las plumas? ¿En su jardín o en el mío? ¿Quién trasgredió los límites? ¿Los perros o la culeca?
Su silencio me dio pie para continuar.
- Y cuidado, porque no todo es como parece. Las plumas son evidencias, las plumas vuelan en mi jardín, pero los huesos, descansan… al lado de Sansón.
Solo un click fue la respuesta… La culeca estaba out. Ya no estaba entre nosotros.
Myrtita

sábado, 16 de agosto de 2008

Ensayo nada

Quiero hacer nada, pero nada es imposible. Quiero escribir algo, pero algo no me sale. Me sale nada, y nada si es posible.
Ensayo escribir sobre nada. Pero cuando junto palabras aparecen como algo, cargadas sin sentidos, disfrazando la nada.
Ocupo líneas y disparo ideas. Ideas incoherentes, ideas que solo mueven dedos en el teclado. Dedos rápidos que registran símbolos.
El teléfono me saca de la nada. La tele me saca de la nada, me mete en el mundo.
No quiero atender. No quiero mirar. No quiero escuchar.
Quiero nada, pero nada es imposible.
Mis sentidos me bombardean.
Escucho una canción que no elegí. Su ritmo llega a mis oídos. El televisor anuncia un sorteo en el que no elegí participar. Me llaman aunque yo decidí no llamar.
Quiero nada. El reloj me marca la hora de la comida. Pero no quiero. No tengo hambre ni sed. Quiero escribir nada, sobre las ganas de nada, sin involucrarme en nada, sin sentir nada.
Nada mas imposible en medio de esta globalización. Si hasta lo que ocurre en la China me está pegando. Cantan en chino. Me distraen de mi firme propósito de nada.
Decido silenciar el sonido, apagar las imágenes. Así a oscuras con nada. Pero mi mente trae imágenes, ideas, que borran nuevamente la nada.
De repente: -Mamá, ¿me podes ayudar? ¡Estás haciendo NADA!!....
¿Será que conseguí mi ensayo sobre la NADA y aún no puedo darme cuenta?
De nada

Myrtita

sábado, 2 de agosto de 2008

BA vacacional

Otra vez sopa…. BA de nuevo en escena, de nuevo diferente, un BA que se mimetiza con mis juntas.
Un BA vacacional!
Esta escapada fue de Jóvenes Viejos Amigos, amigos de aquellos años de adolescencia, amigos de vida.
Tres días, la dosis ya calculada, sin cambios. La medida justa para disfrutar sin estrés, y sin correr el riesgo de contagiarnos el vértigo porteño.
Aunque a decir verdad, el ritmo que le impusimos a nuestra escapada, superó la aceleración de cualquier lugareño capitalino.
¿Qué matices tuvo esta vez BA?
BA de julio tuvo…
Compras, más compras, más compras…
Comidas, más comidas, más comidas….
Paseos, más paseos, más paseos…..
Teatro, más teatro…
Cultura… alguito con Rodin…y Las Puertas del infierno...
Lugares lindos… Recoleta
Cosas viejas en San Telmo….
Cosas nuevas en Puerto Madero….
Amigos, amigos, más amigos….
Risas, más risas, más risas….
CARCAJADAS!!!.... Buena onda y FELICIDAD !!!
Myrtita